viernes, 11 de junio de 2010

Sentido de las cosas.

La perrería privameral que ocupa mi vida me tienes un poco aperreado desde hace un tiempo, no se si es esta situación de crisis que invade el más recondito lugar del planeta o la inestabilidad laboral, las causas de este hartazgo que tengo "en lo alto".

En otro orden de cosas, en este mes sin postear han pasado muchos y variados acontecimientos que están preparando el destino futuro de este país.

La reforma laboral que se va a aprobar en breve marcará un antes y un después en el Gobierno, en la relación del mismo con los sindicatos, en la postura de la oposición (o así debería ser) y en la concepción del pueblo del estado de las cosas. Esta reforma debe ser un ejemplo de consenso en democracia y de unión del país como nos une "la Roja". Pero lamentablemente no será así y además se sabía. El debate estaba limitado de entrada y marcado con unas líneas rojas declaradas que eran más altas que la muralla china y que no dejaban avistar un posible acuerdo, cuando menos un acercamiento. La huelga general se nota en el ambiente y eso no va a favorecer a casi nadie, bueno a la oposición si.

Esa oposición que pone palos en las ruedas del Gobierno y que nos debilita como país saldrá beneficiada de una huelga general. No entendí la postura del PP del día que se votó en el Congreso el Decreto de medidas contra el déficit. En vez de decirle al Gobierno "le voy a apoyar y de esta manera demostrar que usted estaba equivocado, somos un partido con sentido de estado y tal...." , votan en contra de medidas que ellos llegaron a proponer, es un ejemplo de coherencia. Es evidente que la tijera se puede meter por muchos sitios, pero ante esto hay que huir del populismo barato. No estoy de acuerdo con las congelaciones de las pensiones, pero eso no quiere decir que no apoye el resto de medidas. El recorte debe ser serio, con sentido y con altitud de miras y si eso lo hacemos bien, iremos en la buena senda. Pero la oposición debería prestarnos una mano, ya que esta visto que los mercados no perdonan cualquier viso de inestabilidad.